Es
probable que quienes hayan asistido al concierto de Descalza éste jueves en el
CCC, junto a Ale Corvalán, tengan la misma sospecha con la que Demian Naón,
(guitarra y voz), Sebastián Briganti (percusión) y Paula Sonatore (cello) se
deben haber bajado del escenario: esa noche el trió empezó a encontrar
y disfrutar el camino a la esencia de su identidad. Y es que cuando el
arte conecta de esa manera, aparece esa mágica y secreta certeza de las
sensaciones compartidas. Las canciones fueron un viaje a pies desnudos,
sintiendo en cada paso una íntima aproximación a la belleza de lo simple y la
crudeza de lo real. Pintando texturas de horizonte y profundidad, nos contaron
al oído historias con vida, de esas que sólo pueden venir de las vidas con
historias. El genio inasible de Ale Corvalán sumó altas dosis de frescura y
complicidad al juego de honestidad que rompió las estructuras para el disfrute
en ambos lados del escenario. En las vías de sentir ese camino el trio
encuentra su comunión e interpela al público, apostando a que esa sensación con
la que terminó el concierto sea el fluir con el que siga creciendo la luz de
este proyecto.
Luis
Motta
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